En este blog ya hemos aprendido como se detecta el coronavirus de distintas maneras, pues en esta ocasión le toca al test de anticuerpos, una técnica bastante fiable y rápida que sirve para conocer si una persona ha sido infectada por coronavirus.

Bien, cuando una persona se expone a un virus por primera vez y ha concluido su periodo de incubación, nuestro sistema inmunológico comienza a crear unas proteínas específicas llamadas anticuerpos que forman parte de la respuesta natural de nuestro organismo para combatir una infección y neutralizar un patógeno.

En nuestro cuerpo existen distintos tipos o isotipos de anticuerpos. Los anticuerpos IgM se producen contra un antígeno viral, en este caso coronavirus, durante las primeras etapas de la infección, y son detectables entre los 4 y 7 días después de que comiencen a desarrollarse los síntomas. Tener este tipo de anticuerpos quiere decir que nuestro cuerpo actualmente está sufriendo la enfermedad. Un poco más adelante en el tiempo comienza la aparición de los anticuerpos IgG. Éstos son más duraderos en el tiempo y comienzan a aparecer entre los 7 a 14 días después del inicio de síntomas y aunque pueden ser más duraderos en el tiempo al tratarse de una nueva enfermedad no se sabe aún por cuanto tiempo son detectables.

El tipo de muestra que se utiliza para la realización de esta prueba es la sangre. Con una lanceta se produce un pequeño pinchazo en algún dedo de la persona que queremos analizar. Se coloca en el casette del test y se le añade unas gotas de buffer para diluir la muestra y provocar que la muestra se mueva por capilaridad.

Pues en el casette podemos diferenciar 4 zonas diferentes a parte de la zona donde depositamos la muestra y el buffer.

Partes del test de anticuerpos

  1. Zona de conjugación. Es una zona en la placa de nitrocelulosa donde se encuentran antígenos y anticuerpos específicos ante el IgM e IgG específico del coronavirus. Por ejemplo, si la persona a la que estamos realizando la prueba es positivo y está sufriendo la enfermedad y ya ha producido ambos anticuerpos. Cuando su anticuerpo IgM llegue a la zona de conjugación, se unirá con su antígeno específo, e igual con el anticuerpo IgG. Estos antígenos están marcados con unas nanopartículas de oro que se utilizan como indicador visual y que sólo producen la reacción que las vuelve de color rojo cuando se produce la unión de este conjunto antígeno-anticuerpo en la siguiente zona del casette.
  2. Zona de revelado de IgM. En esta zona se encuentran fijadas en la nitrocelulosa unos anticuerpos específicos frente al compuesto antígeno-anticuerpo IgM. Que al producirse la reacción, las nanopartículas de oro realizarán su reacción provocando que la zona se tiña de rojo.
  3. Zona de revelado de IgG. En esta zona ocurre exactamente lo mismo que en la anterior pero los anticuerpos que están preparados para reaccionar con el compuesto antígeno-anticuerpo IgG tornándose también de color rojo.
  4. Zona de control. Y como en todo análisis habido y por haber siempre se necesita una zona de control que nos diga que todo ha funcionado como deseábamos. En este caso en esta zona se encuentran anticuerpos específicos frente a los antígenos que se encuentran en la zona de conjugación, es decir, esta zona siempre deberá teñirse ya que son antígenos que están sí o sí en el casette. En caso de no teñirse esta zona el test será no válido y debería realizarse otro.

Descubre además en nuestro blog que son los snps aquí.

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